Los niños crecen de forma acelerada, siendo su desarrollo evolutivo crucial para determinar la estabilidad en la edad adulta. En la Clínica Pastor Marín abordamos los problemas del menor en dos ámbitos diferentes. La terapia infantil abarca todo tipo de trastornos psicológicos que impiden al menor el funcionamiento en varias áreas de su vida. Por otra parte, la psicología educativa, como área aplicada de la psicología, interviene para solucionar los problemas de aprendizaje y de conducta. Algunos síntomas que manifiestan son las pesadillas, bajo rendimiento escolar, rabietas constantes, llamadas de atención, obsesiones, miedos, conductas desafiantes, euforia, cambios en la alimentación, entre otros.
Las enfermedades mentales son el resultado de diferentes factores genéticos, neurológicos y del entorno. Desde la clínica abordamos el tratamiento psicológico para superar el problema o mejorar la calidad de vida haciendo más funcional su día a día. Nos adaptamos a las necesidades del niño y del adolescente para establecer el tratamiento psicológico más apropiado en cada uno de los casos. Algunos de los trastornos que pueden presentar los menores son el trastorno bipolar, déficit de atención e hiperactividad, trastorno de depresión, trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno negativista desafiante.
La intervención en edad temprana mejora la calidad de vida de los menores y los familiares. Por eso, desde la psicología educativa se interviene mediante técnicas propias para solucionar problemas de aprendizaje en el ámbito escolar y de conducta. Debemos tener en cuenta que desde que el niño empieza a tener dificultades de comprensión, lenguaje o escritura hasta que los adultos se percatan de la situación transcurre un tiempo valioso que terminará afectando a otras áreas de su vida. La prevención en estos casos resulta de vital importancia.
Patologías como el trastorno bipolar, la depresión, el trastorno de ansiedad, trastorno del vínculo, son algunos ejemplos que los niños manifiestan y que afectan a todas las áreas de su vida.
Los menores presentan dificultades en adquirir destrezas en el colegio desencadenando problemas de atención, impulsividad o dificultades en las relaciones sociales.
Se presentan síntomas de estrés y preocupación excesiva por el miedo a perder el vinculo del padre o madre. Suele derivar en rechazo a acudir a la escuela u otro lugar, negarse a dormir solo, etc.
A menudo los adolescentes y los niños presentan problemas para conciliar el sueño, tienen pesadillas, sufren bruxismo. Síntomas que ponen en riesgo la salud del menor.
Los menores presentan síntomas de agitación, inquietud, dificultades para concentrarse y de control de impulsos.
Abarca problemas relacionados con la desobediencia y dificultades para respectar las normas.
En todo momento se fomentan las capacidades de los niños y adolescentes trabajando las habilidades sociales, académicas y emocionales para que sean capaces de afrontar las dificultades que le perturban. En la mayoría de casos, el tratamiento se complementa trabajando la interacción entres padres e hijos. Los menores suelen buscar una persona de referencia en la que apoyarse y compartir sus preocupaciones cuando necesitan protección o seguridad.
La adolescencia representa uno de los periodos más complicados que se enfrentan los jóvenes. Es en esta etapa cuando los adolescentes intentan definirse como persona; quedando expuestos a diferentes cambios físicos, psicológicos, emocionales o sexuales. Comienzan a definirse como adultos pero todavía no han alcanzado la madurez suficiente. Les cuesta comprender decisiones o actitudes que no comparten con los adultos o padres, afectando al vínculo entre ellos. En ocasiones los padres necesitan ayuda para orientar de una forma adecuada al menor y facilitar el desarrollo de su identidad.
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